Un gesto tan sencillo como introducir alimentos en la boca, masticar y tragar, puede llegar a complicarse de tal forma que suponga un peligro para la persona. No obstante, existe mucha controversia acerca de la broncoaspiración o disfagia, puesto que para padecerla se tienen que dar varios condicionantes y enfermedades previas. Es decir, los pequeños problemas relacionados con tragar alimentos no significan que sea broncoaspiración.
La revista Envejecimiento y Nutrición de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (@seggeriatria) afirma en un artículo que “tres de cada cuatro personas mayores tienen en más o menos grado disfunción en la deglución”, esto nos indica que es una dolencia cada vez más común. El mismo medio explica que la disfagia se presenta de múltiples formas, como “molestia, carraspeo, atragantamiento, dolor o malestar”.
Por otro lado sí es cierto que la población más proclive son personas mayores. Según un estudio de la Universidad de Nueva York centrado en el tratamiento de adultos de avanzada edad, la población de riesgo para que se dé esta disfagia en un estadio grave son las personas con enfermedades neurológicas, accidentes cerebrales, parkinson y demencia. Además, a todo esto hay que sumar que las personas mayores suelen tener una deglución lenta, asociada al envejecimiento.
¿Qué produce la broncoaspiración?
Siguiendo la línea de la publicación Envejecimiento y Nutrición, el paso de los años condiciona la calidad de vida de las personas, lo cual, en este caso, se traduce en pequeños deterioros que podrían dar lugar a la disfagia, por ejemplo:
Fase oral: En este apartado interviene la pérdida de los dientes, que son necesarios para masticar correctamente, así como el desajuste de la prótesis, una menor producción de saliva o atrofia en los músculos de la masticación.
En la deglución: Disminuye el tono muscular de la zona, la epiglotis es más lenta y pequeña, y el momento de tragar se alarga con la edad aumentando los segundos sin respirar (apnea).
Fase esofágica: El paso de los años hace que disminuyan las contracciones que hace el esófago para hacer que la comida baje.
¿Cómo saber si puedo sufrirla?
Como hemos dicho anteriormente, esta patología se compone de diferentes síntomas pero hay algunos que son indicativos de que algo no va del todo bien, y sería recomendable hacer una visita al médico para que nos oriente mejor. Siempre habrá que tener en cuenta si esa persona se encuentra dentro de la población de riesgo que hemos mencionado anteriormente.
Uno de los sintomas es la presencia de tos repentina durante los actos de comer o beber, al igual que sentir una pequeña regurgitación de la comida. También es un indicativo que se produzca un cambio en la voz después de tragar. Asimismo, el estadio más grave de la broncoaspiración se da cuando el bolo alimenticio se introduce por error en las vías respiratorias y las obstruye, lo cual, siempre va de la mano de otras patologías más graves relacionadas con la vejez.
Prevención de la broncoaspiración
Por suerte existen múltiples consejos que llevar a cabo para evitar, en la medida de lo posible, que esto ocurra. El mismo estudio de la Universidad de Nueva York explica varias fórmulas para no agravar los problemas relacionados con las enfermedades crónicas y deberemos de llevar a cabo en las comidas.
Descansar unos 30 minutos antes de realizar una comida. Esto es muy efectivo porque si la persona está descansada tendrá menos problemas para tragar.
Mantener una postura erguida. Un problema muy común y que va de la mano del deterioro que tiene cada persona, es el de optar por una posición demasiado acostada para comer. En este caso no se está facilitando nada que el bolo alimenticio vaya hacia abajo.
Bocados pequeños y lentos. Masticar correctamente y no estar en una situación de estrés es muy importante para que la deglución se realice correctamente.
Precaución con la densidad de las comidas. En el caso de que sea líquido, es el caso de los purés, hay personas que tragan mejor ese tipo de alimento cuando es más espeso, pues cuando es más líquido es más fácil que vaya a parar a las vías respiratorias.
La medicación también puede suponer un problema. En el supuesto de que la persona esté llevando una tratamiento a base de sedantes, esto puede afectar a los reflejos de los músculos implicados en el acto de tragar.
Cuidados orales
La boca es el epicentro de la alimentación. Aquí es donde se comienza a hacer un trabajo que acaba casi 8 horas después. Por lo tanto es necesario que el paso de la comida por este órgano sea el mejor y además, es el único que se puede controlar voluntariamente.
Como se ha indicado anteriormente, uno de los problemas que puede derivar en esta disfagia está en el cuidado dental. De este modo hay que tener sumo cuidado con la pérdida de piezas dentales, algo muy habitual en personas mayores, ese pequeño déficit al que en ocasiones no damos importancia, supone que no se esté masticando bien la comida.
Asimismo, también hay que prestarle atención a la higiene bucodental. Según la Universidad de Nueva York, “la higiene oral deficiente predispone a la neumonía después de la aspiración de secreciones orales contaminadas”. En este caso, habrá que seguir los consejos que ya todos conocemos de limpiar los dientes de forma diaria y después de cada comida para reducir las posibilidad de la broncoaspiración.
Comments